Hola hispanoparlantes,
Una gran sorpresa me lleve el día de ayer al visitar El Tiempo (principal periódico Colombiano) y encontrar que su editorial del domingo estaba dedicado a la crisis de la comida, y no al las ultimas revelaciones del escándalo de la parapolitica. Me ha llamado mucho la atención como, hasta cierto punto, Latino América ha estado ausente en el cubrimiento mediático que se le ha dado a las alzas de los precios de la comida. Espero que la columna del tiempo fomente un debate fundamental que se debe dar en nuestro países acerca de cómo afrontar la crisis y como aprovecharla.
¿Pero porque la ausencia de Latinoamérica en esta importante discusión? Basta con revisar los principales titulares de las grandes cadenas informáticas mundiales para darse cuenta que su enfoque regional gira en torno a la mayoría de países africanos y algunos en Asia. Es mas, al visitar la pagina de uno de los principales financiadores de proyectos de desarrollo en Latino America, el BID, uno no encuentra referencia alguna a esta crisis. No se puede decir lo mismo del Banco Mundial, o los bancos regionales de Asia y Africa, estos han llevado a cabo iniciativas importantes para enfrentar el problema.
La respuesta a la ausencia de Latinoamérica en esta discusión se remonta a décadas atrás. Básicamente, en Latino America la agricultura desde hace ya mucho tiempo dejo de tomar un papel relevante. Recordemos que en los 60’s y 70’s el modelo de desarrollo era la industrialización, en gran mediada a costa de tributos absurdos al sector agrícola (esto tiene acento Argentino). La agricultura se veía como una actividad tradicional de retaguardia, algo que había que dejar para poder “prosperar”. Nuestros gobernantes administraron de las ciudades a las ciudades, teniendo en cuenta las poblaciones rurales en aquellos periodos cuando estas pasaban a llamarse electorado.
También, al ser Latinoamérica uno de los epicentros de la revolución verde, se pensó que el problema de la comida dejo de existir. Obviamente, nuestros países no tienen los índices que se ven en algunos países Africanos. Pero si hacemos el mismo análisis a nivel regional, nos daremos cuenta que hay partes de nuestro continente que presentan índices aun peores que aquellos de Africa. Estas regiones tienden a vivir en zonas marginales, donde el abandono y abuso estatal ha sido el común denominador por décadas de condiciones supremamente precarias.
Nos tomo muchos años para darnos cuenta que el sector agrícola provee los cimientos esenciales para una economía fuerte y sobre todo para las reducciones en los niveles de pobreza. Pero hoy en día, el sector agrícola, con excepción de algunos países como Brasil y Chile, aun sigue en un estado de negligencia estatal deplorante, sobre todo en un momento de la historia en el que este mismo tiene la capacidad de proveer los recursos tan necesitados para desarrollar las zonas rurales, donde tiene a concentrarse más la pobreza.
¿Entonces que debe hacer latino América frente esta crisis?
En primer lugar debemos reconoce y atender aquellas poblaciones mas vulnerables. No podemos caer en la trampa de políticas de corto plazo, netamente asistencialitas puesto que sabemos que estas perpetúan el problema. Lo que se debe hacer es crear los incentivos adecuados para que poco a poco estas poblaciones tengan la capacidad de salir del círculo vicioso de la pobreza. Esto se hace invirtiendo en infraestructura, mejorando y fomentado técnicas agrícolas, conectado estas poblaciones con mercados dispuestos a pagar por sus productos, asegurado el cubrimiento estatal de servicios básicos de salud, educación, y seguridad etc. Es decir, se necesita una política comprensiva que conecte el campo con el resto del país y el mundo, haciéndolo mas prospero.
También, los países latinoamericanos deben aprovechar la gran demanda mundial que ha venido surgiendo en torno a los granos básicos. Nuestro continente cuenta con millones de hectáreas que pueden ser cultivadas y otra gran cantidad donde la producción pude ser intensificada. Eso si, asegurándose que el impacto ambiental sea minúsculo y que exista una protección social a la mano de obra rural.
En todos estos puntos, nuestros gobiernos han de jugar un papel central. Pero para llegar a este nivel, tenemos que reconocer la relevancia de la agricultura, invertir en esta, y cosechar los frutos. Espero que los altos precios de la comida generen los incentivos adecuados para algo que debió comenzar décadas atrás.
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